En los últimos tiempos el acto social en que otrora se constituía el cine se ha vuelto en un deporte de riesgo. Las altas tasas para el consumo cultural propician que el ocio fácil de la gran pantalla sea más bien un capricho deseado. Antes era un auténtico espectáculo de masas, la frecuencia de asistencia era casi semanal por parte del público medio, pero ahora este público revierte sus gustos hacia otros medios de difusión.
De cualquier modo, el que enfila estas palabras ha decidido poner en orden sus ideas tras cada pago en taquilla. El modo de recepción en sala es diferente, es la interacción definitiva entre espectador y obra. No hace falta ser un cultureta para darse cuenta de ciertas maneras. La atención aumenta, la tensión narrativa se distribuye de mejor manera y sobre todo la asistencia en grupo o individual condiciona la reflexión ante el producto.
Dejando de lado los giros del mercado, uno se encuentra en una complicada disyuntiva cuando ha de escoger filme familiar. Si, padre, madre, hijo y espíritu santo deben conciliar todos sus gustos. Una cabeza bien amueblada se tiraría al producto americano sin contemplación. Pero cuando uno ha estudiado una carrera tan estupenda como Comunicación Audiovisual sus posibilidades se tercian agudas. La comedia se erige como el género más conciliador, pero el sentido del humor es muy traicionero, los hay que no se ríen ni a base de cosquillas. Si una película ha sido concebida para la sonrisa y no consigue su objetivo, rápidamente traspasa la línea del agotamiento. ¿Acción? Opción bastante bien medida, a todo el mundo le gustan los palos a discreción, son pelis que avanzan rápido y concluyen con finales tópicos. Pero el afán de los productores por hacer trilogías dificulta el acceso a las mismas, sobre todo si no se está predispuesto a ir al cine. Los dramas mejor de puertas hacia adentro. No torture a sus congéneres con profundas reflexiones, no les desvele milagros marianos; todos estamos preparados para tener un mundo interior. Estos ejemplos mejor para tardes de lluvia, con su contexto, su paño humedecido y sus frutos secos. Ahá... ¿va a condenar a sus padres a ver una película de jirafas que hablan? Corre el riesgo de perder su respeto y que le reclamen su dinero, eso estaba bien cuando era el Rey Leon quien comandaba las historias y cuando a los progenitores los quedaba más remedio que complacer a su retoño.
Bien, como buen filme postmoderno, lo dejaremos en un final abierto.
Le gusta complacer a las personas, seguro que es usted un ser social.
¿Quiere una solución?
Indeciso.
Tranquilo, ya se que piensa en agredirme, por crítico y encriptado. Tengo la solución.
Gracias a la escasa oferta que uno encuentra cuando reside en una ciudad como Lugo, donde solo se encuentran dos complejos de salas, aprende a dilucidar entre lo bueno y lo malo rápidamente. Comprenda que las películas de fácil acceso, las populares, las podrá ver en la pequeña pequeña meses después. Apueste por el cine europeo, en los últimos tiempos suele tener una distribución bastante profunda, posiblemente acabe viendo una cinta francesa, cinematografía de mayor difusión en territorio estatal pero créame que aprenderá a valorar muchos aspectos que desconocía. No caerá en embrollos efectistas, ojo, tan necesitados como las fábulas narrativas para mantener viva esta industria. Le animo pues a que reconvierta sus gustos en grupo, así probará la potencialidad de sus opciones, yo lo he hecho. Mis experimentos se han llevado a cabo con un varón cincuentón de bigote frondoso y una fémina de igual edad pero sin vello.
Los resultados han sido ciertamente positivos, pese al primer -onde carallo nos metiches?- cuando ven la sala casi vacía, siempre he salido con un -pois non estaba mal, pero están todos tolos-. Créame, cuando la palabra final es diferente a aburrido, al no entiendo; habrá conseguido un éxito mayúsculo.
Adéntrese y cree opinión social, pero ojo con las masas, suelen venir acompañadas de -ti es que o que sabes, así que escolle ti- y esa es una responsabilidad que uno asume voluntariamente, cuando se vuelve obligación terminará por ver a Jim Carrey, créame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario