Este blog siempre se caracterizará por el tono cultural. Aunque este sea presuntuoso, en ocasiones intentará ser demostrativo, tan solo para contemplar la importancia de una industria abandonada. La cultura puede ser un negocio y no por ello contaminarse. Toda forma de escalada económica tiene como objetivo suministrar un bien a la comunidad que lo demanda. En este caso el volumen de demanda es brutal, no olvidemos que después del tiempo reservado a actividades laborales -para quien tenga la suerte de ejercerlas- el ocio audiovisual, escrito y derivados ocupa nuestra vida. No hemos aprendido a valorar estas circunstancias y mucho menos ahora, cuando la oferta está terriblemente hiperdimensionada. Tenemos que asumir a las industrias culturales como proyectos de difusión estatal, tan importantes como otros sectores productivos. Ahora es el tiempo de descubrir nuevos modelos, recuperar la tradición y que esta cohesione con la modernidad.
Sí, este medio siempre tendrá esa nota de sermón. A fin de cuentas, esta es una lucha abierta en contra de la inoperancia de ciertas instancias que permiten la destrucción de un patrimonio autorial propio. Pero no todo será discurso y panfletismo, también hay tiempo para la crítica constructiva y más descriptiva.
El otro día intentaba llevar a cabo una proclama a favor del cine europeo. Lo cierto es que este no está hecho de oro pero da para hablar largo y tendido. Todas las experiencias cinematográficas que aquí comentaré son propias. Este es un consejo que he recibido durante el transcurso de la carrera: esfuérzate por aprender pero escribe y transmite sobre lo que conozcas. Como ve, parte de la partida pública en la universidad está bien empleada.
Refrescando la memoria de un post anterior, recordábamos que una de las decisiones más comprometidas que debe tomar el cinéfilo es escoger un filme familiar. Ofrecíamos las pautas del cine del viejo continente, por ser cercano y alejado de efectismos. Este sábado servidor se vio inmerso en encrucijada comentada. Esta fue resuelta de modo bastante satisfactorio. En otro tiempo podías cebar a tus acompañantes con palomitas y refresco, elegir un metraje corto y tirar millas. Con la crisis, los precios de las entradas y que todo el mundo quiere o se cuida, las cosas han cambiado.
Dentro del amplo espectro continental la opción francesa suele ser la más light. Pese a que durante la historia cinematográfica el concepto auteur nos ha dejado piezas factura impecable, lo cierto es que también hemos tragado pedantería sazonada por un tubo. Pero de igual modo han sabido crear una industria relativamente fuerte, mejor dicho, han sabido crear una industria y no una maquinaria estatal de subvenciones. Lo cierto es que año he hecho tragar a mis progenitores bastante cine francés, creo que como nunca, pero repito que han desarrollado una sensibilidad hacia el mismo bastante inquietante.
Mi manía persecutoria sobre la indecisión hizo que llevara a cabo mi elección en el último momento. Pese revisar siempre los argumentos antes de salir de casa, al igual que las duraciones de cada cinta, siempre me entra un remordimiento cuando saco la billetera.
Esta fue mi elección, mañana la crítica. Trailer con doblaje español, de ese tema hablaremos otro día.
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